19-S: Desde los ojos de un policía (2)

Testimonio 2

Ese día yo me dirigía hacia mi sector que se encuentra ubicado en Miramontes y la Virgen, teníamos un evento deportivo en el Azteca, un partido de fútbol. Íbamos en camino cuando nos tocó el temblor, cinco minutos antes de llegar al sector. Fue cuando nos avisaron por el radio que muchos edificios se colapsaron muy cerca de ahí, entonces nos fuimos en la patrulla para ver en qué podíamos apoyar. Y nos encontramos con el edificio colapsado: el multifamiliar Tlalpan. Fuimos de los primeros en llegar, dimos apoyo con el tránsito. Y fue cuando unas personas gritaron que todavía se encontraban personas con vida en el interior, nos pasamos a la parte de atrás del edificio, había vecinos que nos facilitaron una escalera y nos subimos al edificio colapsado. Ya cuando nos subimos lo primero que nos percatamos fue de un señor, unos cincuenta años quizá, que nos pidió el apoyo, tenía una fractura en la pierna derecha, lo cargamos, lo llevamos a un costado. Una persona que se encontraba en la parte de arriba nos mencionó que escuchaba una voz pidiendo ayuda, era una persona que se encontraba sepultada en los escombros. La verdad cuando subimos al edificio el olor a gas era muy muy fuerte, el olor a gas era inmenso y también nos decían que a lo mejor podía colapsarse el edificio, pero no podíamos pensar en ese tipo de cosas, nuestro único objetivo era ayudar. Pero ni modo, subimos y ahí fue cuando nos unimos, éramos como cuatro, cinco personas, quitamos tinacos de agua, tanques de gas. Nos aventaban herramientas los vecinos para quitar las placas enormes de concreto, las partíamos, era cortar varillas, picar piedra. Finalmente quitamos una placa, después de escarbar se abrió un espacio y vemos las piernas de esta persona, que era la que estaba pidiendo el apoyo, y sacamos todo lo que había ahí para hacer espacio, todo el tiempo tuvimos contacto con ella, le decíamos que no se preocupara, que todo iba a salir bien, con tal de que no perdiera el control; a lo mejor no éramos de su familia, pero pues éramos lo más cercano para ayudarla y apoyarla. Su cuerpo estaba descubierto, después nos enteramos que se estaba bañando en el momento del sismo, así que mi compañero se quitó la camisola, la tapamos, la sacamos, la sentamos a un costado, nos cercioramos de que estuviera bien y le preguntamos su nombre. Estaba en shock, así que no pudo decirnos nada, sólo nos decía con su dedo que muchas gracias que estaba bien. Descendimos con sogas, una escalera, para que la revisara el equipo de emergencia y la atendieran los paramédicos que ya estaban en la zona y eso fue lo último que supimos de ella, cuando la sacamos no tenía ninguna fractura, ningún daño, gracias a Dios. Después pues fuimos haciendo cadenas para ir quitando escombros, mover piedras.

Muchas veces a lo mejor uno lo piensa, las cosas que te pueden pasar, que puedes vivir, pero ya cuando estás en ese momento viviéndolo, no se compara con nada, es una gran satisfacción el que hayamos estado en el lugar indicado, en la hora indicada para poder ayudar a esta persona, estamos hablando de una vida humana y no hay nada más gratificante. La gente reaccionó increíble, nos decían que mucho cuidado, que qué bueno que habíamos tenido el valor de subir, nos pedíamos cosas conforme se iban necesitando, pinzas para cortar alambre, cuerdas, de dónde lo sacaban quién sabe, pero nos iban pasando, nos conseguían todo lo que les pedíamos, el apoyo de la gente definitivamente incondicional. Y pues estos días igual fue el llegar, hacer cadenas, subir, bajar, sacar, escombros con cubetas, apoyar a gente que estaba muy cansada, luego llegaba gente con comida y nos decían “tengan estamos viendo cómo están aquí, como están apoyando” y la verdad sí es algo muy padre, el apoyo de la gente.