Publicado por Animal Político
27 de marzo 2019
Por: Pilar Déziga Velázquez

El actual gobierno federal ha afirmado que el proyecto mexicano de Guardia Nacional se asemeja a otras Guardias, como la francesa y la española. Sin embargo, el origen, mando, operación y misiones son distintos en cada caso.

La Guardia Nacional Francesa se reactivó en 2016, después de que París padeciera una serie de ataques terroristas. De acuerdo con el plan ejecutivo francés, se integraría con los reservistas del ejército, así como de la gendarmería, con el objetivo de enfrentar ese tipo de amenazas. No se trató pues, de militarizar la seguridad pública, sino de enfrentar una amenaza a la seguridad nacional.

El mando de la Guardia Nacional francesa lo detentan, de manera conjunta, el Ministerio de Defensa y el Ministerio del Interior. Ambos tienen la responsabilidad del reclutamiento y formación de los elementos, y el mando de las operaciones se determina en función de la situación a enfrentar; es decir, no hay un traslape de funciones ni tampoco se optó por militarizar la seguridad pública. Lo que hay es una definición clara de ámbitos de competencia y, a partir de ahí, un esquema de complementariedad.

El caso de Guardia Civil española es distinto. Se creó con el objetivo de erradicar delitos contra el Estado y dependía del Ministerio de Defensa. Con el paso de los años y de la reconfiguración política del país, el mando de la Guardia pasó al ámbito civil. Actualmente, se regresó a la definición original de la Guardia como un ente de naturaleza militar, dependiente del Ministerio de Defensa en cuanto ascensos y misiones militares, pero del Ministerio del Interior en cuanto a salarios y servicios. Mientras que la Guardia es de naturaleza militar y comparte mando civil y militar, la Policía Nacional española tiene objetivos de seguridad ciudadana, y su mando es de carácter civil y depende exclusivamente del Ministerio del Interior. Al igual que en el caso francés, cada cuerpo tiene sus ámbitos de actuación y se complementan. De nuevo, la seguridad pública no está militarizada.

Por lo tanto, mientras que en Francia y España, las respectivas Guardias atienden situaciones y ámbitos específicos y no implican de ninguna manera la desaparición de las respectivas policías nacionales, en México, el actual gobierno plantea un enfoque esencialmente militarista para enfrentar la inseguridad pública y lo hace, además, canibalizando estructuras completas de la Policía Federal.

Además, mientras que las misiones de la Guardia Nacional francesa son regularmente operaciones externas, en que los reservistas son enviados fuera del país junto con otros cuerpos militares internacionales y a su regreso se reincorporan a su vida profesional, en México se pretende que la Guardia Nacional se movilice al interior del país.Respecto de las misiones de la Guardia española, éstas son predominantemente nacionales, aunque sí participa en misiones al exterior en conjunto con otros países que forman parte de organizaciones de defensa como la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). En su caso, México no pertenece a ninguna organización internacional de defensa.

El mando de ambas, la Guardia nacional francesa y española se comparte entre el Ministerio de Defensa y el Ministerio del Interior. En México, aún no se acaban de definir las funciones y contrapesos entre la Secretaria de Seguridad Ciudadana y la Secretaria de la Defensa, por lo que se prevé existan problemas de traslape de funciones y disposiciones entre ambas esferas. Dada la debilidad de la institución civil frente a la militar, uno puede especular sobre qué tipo de influencia es la que va a predominar.

Con relación al reclutamiento, la Guardia francesa se conforma de los reservistas del Ejército, Gendarmería y Policía Nacional, quienes reciben una formación inicial de dos años. En el caso español, la Guardia es un cuerpo de seguridad autónomo, que cuenta con sus propios programas de reclutamiento y formación, que implica también un mínimo de dos años. En el caso de México, se busca desintegrar buena parte a la Policía Federal y sumarla con la policía militar, la policía naval y nuevos reclutas.  La formación de estos cuerpos de seguridad es muy heterogénea en cuanto a tiempo, que va de un mes a un año, y dispar en lo que respecta a contenido, puesto a que los ámbitos civil y militar cuentan con atribuciones y responsabilidades distintas.

En suma, el “modelo” mexicano (es un decir) no es como los modelos francés o español. Lastimosamente, en el caso mexicano, el proyecto de Guardia Nacional no tiene una identidad civil o militar definida, y probablemente acabe siendo dirigida por mandos castrenses. Además, se construirá a costa de la Policía Federal y de las policías locales que han visto disminuir drásticamente sus presupuestos. Si se busca imitar modelos de seguridad extranjeros, se debería saber que los modelos de Guardias de los que se habla no implican una militarización de la seguridad pública, y se debería aprender de sus programas de desarrollo policial, que es donde nuestro país se encuentra, no cojo, sino inválido.

 

* Pilar Déziga Velázquez es investigadora de @causaencomun.

 

@causaencomun