Además de tener salarios bajos, jornadas laborales extenuantes, capacitaciones exprés, falta de equipamiento y equipo de protección, nuestros policías tienen que enfrentar día con día el riesgo de ser asesinados. Como cualquier mexicano, pero mucho, mucho más; alrededor de cuatro veces más que un ciudadano que no es policía. En nuestro país matan en promedio a más de un policía cada día.

A pesar de ser la representación más directa del Estado y su contacto más frecuente con los ciudadanos, la muerte de un policía, por lo general, pasa desapercibida. Como en el caso de cualquier asesinato en nuestro país, matar a un policía es fácil, y muy rara vez conlleva alguna consecuencia.

Durante 2018 asesinaron, al menos, a 421 policías. Guanajuato fue el estado con mayor número de asesinatos de policías, registrando 64 en todo el año; seguido por Guerrero, con 43; y el Estado de México, con 41.

En cuanto a este año, una panorámica mensual sería la siguiente:

Durante el mes de enero, asesinaron a un policía municipal en Zapopan durante su día de descanso mientras platicaba con otra persona en la calle. De igual manera, el director de seguridad municipal de San Pedro Malpica fue asesinado en su casa. En Guanajuato, fue asesinado el primer policía del año durante su día de descanso; recibió los impactos mientras vendía su automóvil. En el mes asesinaron, al menos, a 28 policías.

Durante febrero, después de seis días de estar desaparecidos, se encontraron los cuerpos de cinco policías en Tuzantla, Michoacán. En Guanajuato, dos hombres armados interceptaron y asesinaron a un policía penitenciario cuando llevaba a su hijo a la escuela. En Puebla, asesinaron a dos policías cuando salían de su turno y se dirigían a sus casas. En el mes asesinaron, al menos, a 36 policías.

Durante marzo, asesinaron al director de la policía municipal de Quintana Roo afuera de su hogar, y su esposa también resultó herida. En un lapso de 15 días, asesinaron a 4 policías ministeriales. El primero fue asesinado mientras cenaba en el Estado de México. El segundo, recibió 19 impactos de bala en Sonora. Los otros dos fueron asesinados en enfrentamientos. En el mes asesinaron, al menos, a 30 policías.

Durante abril se encontró el cuerpo de un policía municipal de Tlaxcala esposado, desfigurado y sin órganos. Durante este mismo mes, asesinaron a un policía de la Ciudad de México al empujarlo a las vías del metro. En Mexicali, acribillaron a un policía ministerial, quien recibió 20 impactos. En el mes asesinaron, al menos, a 31 policías.

Durante mayo emboscaron y asesinaron a dos policías municipales en Irapuato. En la escena del crimen se levantaron, al menos, 25 casquillos. Los cuerpos quedaron irreconocibles por la cantidad de impactos que recibieron. Unos días después, un policía municipal fue acribillado en San Luis Potosí; el vehículo en el que se trasladaba recibió al menos 55 disparos. En lo que va del mes han asesinado, al menos, a 13 policías.

En lo que va del año, con corte al 21 de mayo, han asesinado, al menos, a 138 policías en el país.

Los asesinatos de policías deberían ser una afrenta para el Estado, para las autoridades y para la ciudadanía. Sin embargo, en la mayoría de los casos, los asesinatos quedan únicamente como registros en notas secundarias en periódicos locales.

Sin protección, sin reconocimiento, mal pagados y equipados, abandonados por el Estado y sus comunidades, no queda del todo claro cuál es la motivación para jugarse la vida todos los días. Y, aun así, la mayoría de nuestros policías lo hacen, dedicando su tiempo para proteger y para servir. Algo muy noble aún queda por rescatar en nuestro país.

* David Blanc Murguía es investigador de @causaencomun.